El 2022 trae nuevos retos que sugieren cómo deberían comportarse y pensar las organizaciones dada una nueva condición global que se gestó después de la pandemia de covid-19. El acceso y la rápida adaptación que actualmente tienen las personas a la tecnología en comparación con años anteriores hizo que el transcurso tradicional en el que se concebía la educación, el turismo, la innovación y la transformación digital se direccione en un camino diferente.
Las empresas y universidades están llamadas a adherir las mismas dinámicas de aprendizaje y adaptación que está tomando la sociedad como tal, con el objetivo de seguir siendo relevantes y competitivas, resolviendo problemas a mayor velocidad pues la interconectividad acelerada que hay con las personas así lo requiere.
El informe “The World Ahead 2022” de The Economist, donde se destacan veinte predicciones en materia de política, economía y sociedad, resalta que las empresas que no inviertan por lo menos un 10% de su presupuesto en innovación desaparecerán; esto es resultado de los cambios que se presentaron por la pandemia, donde se entendió que las empresas necesitan más certidumbre y mejores inversiones en materia de innovación, es decir, que sean rentables y con alta capacidad de impacto, en periodos de tiempo cada vez más cortos. En el pasado, una empresa podía hacer lo mismo por 50 años sin verse amenazada, sin embargo, en nuestra nueva realidad, una naciente startup de tecnología puede reemplazar lo que hacen las empresas longevas, entregando más valor y eficiencia.
Las empresas están destinando más recursos a innovación con el objetivo de diversificar sus modelos de ingreso, volverse más atractivas para las nuevas generaciones y ser vigentes ante la velocidad con que el mundo está cambiando. El Índice Global de Innovación 2021 demostró que los países y empresas del mundo aumentaron sus inversiones en innovación, liderando la clasificación Suiza, Suecia, Estados Unidos y Reino Unido; se está dando más importancia a las nuevas ideas para superar las épocas de incertidumbre, garantizar el crecimiento económico y la adaptación al cambio. El mejor ejemplo de esta nueva perspectiva es el rápido desarrollo de las vacunas contra el covid-19.
La visión de MVP es que no es suficiente invertir en innovación si lo que se está haciendo no impacta a las personas en el momento en que lo requieren, porque las organizaciones siguen tomándose demasiado tiempo entre la concepción de ideas y el impacto al consumidor, priorizando la perfección de la solución por encima de la atención de necesidades de los usuarios; el resultado de salir a destiempo ocasiona que las empresas dejen de ser relevantes y a su vez, que se relegue la sociedad, pues el desarrollo de nuevos productos o servicios no cumple con sus expectativas al no surgir a la velocidad con la que aparecen nuevos problemas en un mundo hiperconectado.
Nuestra misión es transformar ese mindset y hacer que las empresas salgan a entregar valor a través de un testeo de negocio o un producto mínimo viable, para conseguir recibir un feedback honesto de un usuario real en muchísimo menos tiempo, optimizando recursos y creando soluciones conectadas con el mercado.
