En tiempos de crisis, todos los componentes generadores de ingresos experimentan fuertes cambios que, dependiendo de su preparación, afectan de menor o mayor manera su operación.
Pero, ¿qué hemos visto, no sólo en la contingencia actual, sino en las anteriores? Que por más medidas paliativas que se tomen, sólo pocos son capaces de salir a flote, resurgen de las cenizas como un ave fénix y continúan aportando valor no sólo a sus stakeholders, sino al consumidor, y a la sociedad que intrínsecamente obtiene beneficios del éxito empresarial.
¿Qué tiene de diferente la organización que sobrevive, de la que no? Las dos se dedicaron a recortar egresos, pero sólo una, la sobreviviente, tiene en mente su propósito: Solucionar rápidamente y de manera constante los problemas que su consumidor presente, las cuales se acrecientan, precisamente en tiempos de crisis.
Cuando se tiene en mente ese propósito ( que no es deliberado, sino una decisión estratégica) las organizaciones se preparan constantemente, adquiriendo herramientas y personas para adaptar sus estructuras hacia una flexibilización que les permita actuar de manera ágil con los recursos ahorrados durante las contingencias, con el fin de entregar valor de manera constante e incremental y apuntando hacia la solución de las dificultades cambiantes que su mercado presente.
¿Por qué es importante lo anterior? Respondamos entonces con otra pregunta: ¿ de quién se acuerda el consumidor, de quien es más rentable, o de quien dio, da y dará solución a cada uno de sus problemas?