En algún lugar leí, o de alguien aprendí, la verdad ya no lo recuerdo y tampoco sé si sea científicamente correcto, pero me hace mucho sentido que los seres humanos en nuestro proceso evolutivo, comenzamos a diferenciarnos de los animales cuando empezamos a crear herramientas que nos ayudarán a realizar labores que ejecutándolas solo con nuestros propios dotes biológicos sería muy difíciles o imposible de completar. A eso le llamamos creatividad.
Esto nos permitió como especie, ganar una ventaja frente a las demás, haciendo que aproximadamente 4.500 miles de millones de años después de lo que se ha calculado son los inicios de nuestro planeta, seamos hoy lo que consideramos “la especie dominante” de nuestro globo, moldeando nuestro entorno a voluntad para bien o para mal, sin ánimo de polemizar en lo moral o éticamente correcto, ni debatir sobre el estado actual de nuestro planeta.
Lo cierto es que aquí estamos, viviendo en un mundo que literalmente como especie hemos creado y el que muy seguramente seguiremos moldeando hasta que la naturaleza decida su momento. Llegar al punto en el que nos encontramos hoy, ha tomado su tiempo de evolución, será tarea de algunos de nuestros científicos tratar de descifrar realmente cuántos son los años de nuestra historia, que no sé a ciencia cierta si podremos saber algún día la cantidad de tiempo exacto.
Ese tiempo de evolución que hemos tardado en llegar a donde estamos como especie, me lleva a entender que, así como nuestros cuerpos biológicos evolucionan, los procesos para crear nuestro mundo también han tenido que hacerlo.
Y cuando hablamos de crear, la misma naturaleza de la palabra nos invita a pensar que para poder crear se requiere de creatividad, entonces es innegable que si como especie logramos llegar hasta donde estamos hoy, tuvimos que haber sido muy creativos para poder sobrevivir en un mundo donde como seres biológicos no somos ni los más fuertes, ni los más ágiles.
La teoría de la evolución nos dice que los seres en nuestro planeta se van adaptando a los cambios del ambiente; los que se adaptan sobreviven y los que no desaparecen. Para nuestro caso la evolución permitió hacer que nuestros cerebros desarrollaran el tipo de inteligencia adecuada para hacernos lo suficientemente creativos como para sobrevivir en un mundo muy salvaje.
De esto podemos inferir, que la creatividad es parte de un proceso evolutivo del desarrollo de nuestros cerebros, que por lo tanto se encuentra biológicamente instalada en todos.
Pero entonces, si esto es cierto, ¿por qué identificamos que en nuestro mundo hay personas más creativas que otras? ¿Por qué vemos que existen personas que tienen la capacidad de crear un sin número de aparatos que sirven para resolver o simplificarle la vida a muchas personas? o ¿Por qué vemos personas capaces de crear las piezas de música más hermosas o las obras de arte en dibujo, pintura y escultura más maravillosas? O ¿por qué algunos son capaces de crear los modelos de negocio, los emprendimientos y las empresas más exitosas y disruptivas mientras que otros no lo hacen?
La verdad es que yo no tengo la respuesta, pero estoy seguro que la creatividad, sin importar la clase, si se encuentra instaurada en nuestros cerebros, gracias a nuestros ancestros y su proceso evolutivo.
¿Entonces cómo hacemos para que la chispa de la creatividad se active, si por casualidad no nos consideramos personas creativas? O ¿Cómo hacemos para ser más creativos de los que somos? Tampoco tengo la respuesta, ¡pero si tengo una teoría!
La creatividad como representación de nuestras experiencias:
La creatividad se ve reflejada en las ideas que se nos ocurren y en la capacidad que tenemos para materializarlas. Las ideas se crean entre varios aspectos, con procesos muy complejos que ocurren en nuestros cerebros relacionando las experiencias que hayamos vivido o lo que hemos conocido, nos han contado, o hemos aprendido o visto; y entre más experiencias tengamos, más conozcamos, aprendamos o veamos, tendremos más chance para que nuestros cerebros hagan las relaciones necesarias para que más ideas surjan, por lo que nuestra capacidad creativa también aumentará.
Entre más experiencias tengamos en nuestras vidas, si son de varios tipos mucho mejor, porque así, más aprenderemos y más ejercitaremos nuestros cerebros, para que en el momento que lo necesitemos, éste pueda hacer las relaciones necesarias para resolver los problemas a los que nos enfrentemos de formas más creativas y diferentes.
En muchos métodos para resolver problemas de maneras creativas nos encontramos con dos fases principales, la divergencia y la convergencia. Divergimos cuando exploramos referentes para considerar múltiples alternativas que probablemente no habíamos considerado, luego relacionamos esa información mezclándola entre sí para formar alternativas de solución y luego convergemos a las formas que mejor le den solución al problema que nos enfrentamos.
La misma teoría aplicaría para ser más creativos en los aspectos que queramos en nuestras vidas, divergimos y como referentes nos podemos exponer a una infinidad de experiencias, conocimiento y aprendizaje, este es el ¡vivir la vida! Y convergemos en el momento que lo necesitemos dejando que nuestro cerebro encuentre la solución relacionando todas esas experiencias vividas. Después sigue lo más importante, la materialización.
Si nos detenemos a pensar y a analizar un poco, el proceso natural de los desarrollos tecnológicos, artísticos, científicos, arquitectónicos, entre muchos otros, han sido procesos evolutivos que comenzaron con cosas simples y que a través de experiencias vividas se fueron transmitiendo, mejorando y adecuando a nuestras necesidades.
Desde encontrar fuego en la naturaleza y llevarlo a una cueva hasta convertir gas en plasma súper caliente y controlarlo para cortar aceros y diversos materiales; pintar en cuevas dibujos simples de lo que veíamos en la naturaleza, hasta crear obras maestras apetecidas por ojos entrenados y valoradas en millones; pasar de una simple rueda en piedra, hasta los más modernos automóviles; crear el intercambio por trueque mas incipiente, hasta desarrollar los complejos sistemas económicos en los que hoy vivimos inmersos.
Todo lo que hoy tenemos y de lo que nos maravillamos, es prueba tangible de la evolución de la creatividad humana, es la prueba de que alguien alguna vez hizo algo y alguien más lo mejoró, porque de alguna forma vivió una experiencia de algún tipo, tuvo un referente, y ejercitó su cerebro para poder llevar esa mejora a cabo.
Pero mejor aún, es la prueba tangible que todos y cada uno de nosotros llevamos adentro la capacidad para hacer cosas maravillosas. Está grabado en nuestro ADN la capacidad de ser creativos y por lo tanto la capacidad de modificar nuestro entorno a voluntad.
Para finalizar, les dejo a manera de reflexión cuestionarnos ¿cuánto nos hemos permitido vivir la vida explorar, experimentar cosas nuevas y aprender? Los invito a ¡vivir la vida!, explorarla, experimentarla e identificar nuevos aprendizajes, porque he encontrado que es una muy buena forma de ejercitar el cerebro para que la creatividad se manifieste, y quien quita, podamos dejar nuestro granito de arena en este proceso de evolución como humanidad.
Leer: «Cómo crear e innovar a partir de las tendencias del consumidor».